Hay unos robots que tomaron el control de la situación al ver que el ser humano no tiene consciencia ambiental. Décadas de degradación de los suelos, quemas y productos químicos a cielo abierto trajeron consecuencias. Por suerte no son máquinas que vienen a aniquilarnos sino todo lo contrario. Intentan salvar al barrio.
Construidos a base de materiales reciclables, como botellas y latas, estos “robots” cuelgan en los árboles al alcance de cualquier persona. Tienen tareas a cumplir ya sea la recolección de tapitas o cerillas de cigarrillo o etiquetas de plástico. Para eso son puestos en lugares donde más se juntan estos elementos, y se puede observar el antes y después, obteniendo una gran diferencia y mejora del paisaje.
Ianella Tosco Vega de 10 años que junto a su hermano Lautaro de 8, trabajan en el proyecto “Eco Robot”. Ambos estaban aburridos por la cuarentena y ya venían reciclando hace cuatro años por ellos mismos, ya que en su hogar tienen referentes interesados por el cuidado del ecosistema. Los primeros robots fueron para jugar, pero Johanna, su mamá los interpeló preguntándoles qué utilidad se le podían dar.
Fue así que Lanella, al sacar a su perro, notó que siempre que hacía sus necesidades, se olvidaba los papeles para limpiar las veredas. Entonces se le ocurrió que esos mismos robots de su casa podían estar en la calle para ayudar en esas situaciones y de paso reciclar. De esta manera fueron colocándolos en todo Monte Castro, pero fundamentalmente en la Avenida Jonte, donde se encuentra el centro comercial. En total ya llevan más de 100 “Eco Robots”.
Para ella, al igual que muchos niños y niñas de su edad, la cuarentena no fue fácil. No solo afectándola anímicamente al no ver a sus amigos en persona, sino que la conectividad es “cansadora” en ciertos momentos. Pero aprovechando las redes sociales fue donde dieron a conocer los robots a los vecinos, los cuales les gustó tanto la propuesta que los adoptaron.
A pesar que la pandemia trajo un “respiro” al planeta al no haber tanto movimiento de personas, ahora que se recuperó el ritmo se intenta reforzar las mismas metodologías sin preocupación por el medio ambiente. “Somos la última generación que tiene la oportunidad de revertir esta situación”, asegura Johanna también recalca que no basta con cambiar hábitos sino que es imperativo que los gobiernos actuales tomen medidas sobre el asunto.
Según Johanna, conciencia ambiental es una filosofía y un movimiento social en relación con la preocupación conservación del medio ambiente. Esta misma se logra mediante la educación, para tomar conciencia de la ecología.
Pueden profundizar estos temas y ver las actividades que realizan los robots en el Instagram @eco_patrulla, donde además dan consejos rápidos y cómodos de como preservar el ambiente y por ende, la vida.