El 12 de octubre, Argentina celebra el Día del Respeto a la Diversidad Cultural, una jornada que invita a la reflexión sobre el amplio entramado cultural del país y a reconocer la historia de sus pueblos originarios. El objetivo de esta conmemoración es promover un diálogo intercultural que valore la diversidad étnica y cultural, en consonancia con los principios de la Constitución Nacional y los derechos humanos. Esta transformación busca no solo recordar la llegada de los europeos a América, sino también reconocer las injusticias históricas sufridas por los pueblos indígenas y afrodescendientes, quienes continúan enfrentando desigualdades en la actualidad.
La celebración del Día del Respeto a la Diversidad Cultural se erige como una oportunidad para visibilizar estas luchas y fomentar un futuro más equitativo. El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) trabaja para proteger los derechos de estas comunidades y promover su participación activa en la vida socioeconómica y cultural del país. En este contexto, la fecha se convierte en un llamado a la acción y a la construcción de un país donde todas las identidades sean valoradas y respetadas. En el Día del Respeto a la Diversidad Cultural, es fundamental reconocer la riqueza y la historia de los pueblos originarios que habitaron la región de la actual Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Estos grupos étnicos, cada uno con su propia cultura, idioma y tradiciones, dejaron una huella indeleble en la identidad de nuestra ciudad.
Los querandíes, mencionados en documentos coloniales desde el siglo XVI, fueron un grupo étnico nómade que habitó la zona del Río de la Plata, incluyendo lo que hoy es Buenos Aires. Se organizaban en grupos familiares y parcialidades, liderados por caciques, y su economía se basaba en la caza y la recolección. Aunque su idioma es poco conocido, con escasos testimonios, algunos autores sugieren que podría estar relacionado con el idioma gününa këna. Lamentablemente, su desaparición a fines del siglo XVII sigue siendo un misterio, con teorías que van desde el exterminio hasta la asimilación a otros grupos indígenas.
Por otro lado, los guaraníes, un pueblo indígena que habita principalmente en el Gran Chaco, Paraguay y el noreste de Argentina, dejaron una huella indeleble en la cultura de Buenos Aires. Eran agricultores y cazadores, cultivando maíz, mandioca y otros cultivos, complementando su economía con la caza y la pesca. Su organización social se basaba en tribus y clanes, con un sistema de liderazgo que incluía a caciques. El guaraní, lengua oficial en Paraguay, sigue siendo hablado por una gran cantidad de personas en Argentina, y se utiliza en la literatura y la música, siendo un vehículo para expresiones culturales ricas y diversas.
Aunque su asentamiento principal no estaba en Buenos Aires, los mapuches, originarios del sur de Chile y Argentina, tuvieron un impacto significativo en la cultura y la historia de la región. Eran agricultores y cazadores, cultivando productos como maíz y papa, y también practicaban la ganadería. Se organizaban en comunidades autónomas, con un fuerte sentido de identidad y pertenencia, siendo la figura del lonko (líder) central en su estructura. El mapudungun, la lengua de los mapuches, aunque su uso disminuyó, se están llevando a cabo esfuerzos para revitalizarlo.
Los tehuelches, un pueblo indígena que habitó principalmente en la Patagonia, también influyeron en la historia de Buenos Aires. Eran nómades, dedicándose a la caza de guanacos y a la recolección, siendo su movilidad esencial para su supervivencia en un entorno hostil.
Se organizaban en grupos familiares, sin una estructura política centralizada, siendo la vida comunitaria fundamental para su supervivencia. Aunque su idioma desapareció prácticamente, se documentaron algunas palabras y frases.
Estos pueblos originarios, con su legado y resistencia, recuerdan la importancia de valorar y respetar la diversidad cultural que define la ciudad y el país. Según los resultados del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2022, 74.724 personas en la ciudad se identifican como indígenas o descendientes de pueblos originarios, lo que representa aproximadamente el 2,4% de su población total de 3.120.612 habitantes. Esta cifra es parte de un fenómeno a nivel nacional, donde la población indígena total en Argentina asciende a 1.306.730 personas, equivalente al 2,9% de la población total del país. La inclusión de una pregunta específica sobre identidad indígena en el censo de 2022 permitió visibilizar a esta población de manera más efectiva en comparación con censos anteriores.
Los pueblos originarios fueron históricamente invisibilizados y marginados en la construcción de la identidad nacional argentina, que se basa en un modelo de identidad con fuertes raíces europeas. Aunque muchas poblaciones sufrieron terribles masacres en el pasado, estas comunidades siguen presentes, es decir, esto no debe limitar la narrativa actual sobre sus pueblos y las nuevas generaciones. Priorizar la visibilidad de la identidad única y la historia de cada uno permite cuestionar la perspectiva eurocéntrica predominante en la historia argentina. Esto contribuye a la construcción de una sociedad argentina más inclusiva y justa para todos sus habitantes.
En este Día del Respeto a la Diversidad Cultural, es imperativo reconocer y celebrar la presencia de los pueblos originarios en Buenos Aires. Su legado y su lucha por mantener vivas sus identidades son un recordatorio constante de la importancia de valorar y respetar la diversidad en todas sus formas. Desde la organización de eventos culturales que visibilicen las tradiciones indígenas, hasta la implementación de políticas públicas que garanticen sus derechos y su participación en la vida de la ciudad son necesarias para entender cómo forman parte de la historia de la construcción de este país.
En la imagen se visualiza el erquencho, también conocido como erke, erkencho o irqi, es un aerófono tradicional del noroeste de Argentina y el sur de Bolivia. Se trata de un instrumento utilizado en diversas celebraciones.
Por Nerina B. Pérez Fiumara