“Este es un barrio tranquilo, muy social con gente de primera”
El Turco Asad contó de su trabajo como DT en las inferiores de Vélez, de la Selección, de su carrera futbolística y también de la vida barrial en Monte Castro.
Los hinchas de Vélez sobretodo, recordarán la copa intercontinental que obtuvieron en el 94, cuando se impusieron por sobre el poderoso Milán de Italia. Precisamente en esa victoria, un jugador ya consagrado, en pleno auge, convirtió un golazo (aprovechando un error en la defensa milanesa y anticipándose al arquero) que selló el triunfo. Todos recordarán aquél gol, el del Turco Asad. Hoy tenemos la oportunidad de sentarnos a hablar con él, para que nos cuente de su actual vida, de su trabajo y de su afecto por Monte Castro.
Sentados en un cantero que se halla enfrente a su casa, el Turco aclara, para los desprevenidos, que está hace 10 años viviendo en el barrio, desde mayo de 1996 y admite que desconocía la existencia del mismo. “La verdad que no lo conocía. Sí Versailles, Villa Luro, Devoto, Villa del Parque, Paternal, pero no sabía que Monte Castro estaba cerca del club”.
¿Te mudaste por alguna razón en especial?
Sí. Por el tema de estar más cerca de Vélez, yo antes vivía en Ciudad Evita pero cuando se agrandó la familia, ya queríamos una casa, con algo más de espacio. En pleno auge mío, se dio la posibilidad de ver casas. Habremos visto entre 40 y 60 casas y ésta es la última que visitamos y la que más me gustó. También me agradó el barrio. Previo a comprarla, la vine a ver de noche, para conocer la zona y no hubo problemas. Ante todo me gustó la tranquilidad, es un barrio muy social, gente de primera. Con una profesión como la mía, de tanta exposición y alboroto, es bueno tener tranquilidad, la necesitábamos. Se dio todo junto, una casa y una cuadra linda, gente amiga, todo ayudó para que hoy yo viva acá.
Lo único reprochable, pero no al barrio sino al gobierno de la Ciudad, es el estado de las calles. Eso hace que baje un poco el precio de las casas y que empeore también la vista.
Noto que te gusta mucho la vida de barrio...
Sí, me encanta. Soy muy familiero, muy dado con la gente, para lo que se brinde siempre estoy. Cuando puedo voy a los carnavales o actos que organiza la Asociación de Monte Castro, no siempre, pero cuando tengo tiempo trato de estar.
¿Cómo se te dio la posibilidad de dirigir? ¿Fue un interés tuyo o te lo ofrecieron de sorpresa?
Fue tal cual vos decís, me tomó por sorpresa.
Sinceramente no lo esperaba tan rápido, porque yo justo estaba en mi último año de recuperación y me lo ofrecieron porque faltaba alguien.
Acepté haciéndole un favor al club. Durante el primer año tenía dudas, quería seguir jugando pero cuando comencé a dirigir, el miedo se me fue y hoy ya van a ser 5 años. Fue un cambio muy drástico porque yo quería darme una revancha, pero después del primer año el trabajo de técnico me gustó y me tiró más eso que jugar. Cada vez era más difícil volver a las canchas pero bueno, tranquilo con los tiempos, yo sabía que tarde o temprano podía dirigir; se me dio temprano.
¿Qué hay de cierto del rumor acerca de que podrías dirigir la primera de Vélez?
Estuve cerca. Sin duda quiero. Es el club de mi casa. Aparte estudié para eso, hice el curso y me siento capacitado. Ojalá se hubiese dado pero no me apuro, recién cumplí 35 y tengo mucho para dar todavía.
Cambiando de tema, ¿qué pensás del papel que Argentina hizo en el mundial y qué futuro le ves al seleccionado de Basile?
Fue duro verla quedar afuera en el mundial. Creo que fuimos de mayor a menor, terminamos mal. Tal vez si se hubieran dado otras cosas a nivel equipo: solidaridad, compañerismo, unión, hubiera cambiado un poco la historia pero creo que no estaban todas las condiciones para hacer un buen mundial. Argentina tenía un buen equipo, pero considero que se cometieron algunos errores y eso en un mundial lo pagás caro, quedás afuera al toque. No te podés equivocar, por eso es tan importante la selección de los 23 jugadores que viajan.
La de ahora la veo bien, cambiaron mucho los tiempos con respecto al primer ciclo del Coco, pasaron casi 15 años. Hubo un recambio muy importante, de jugadores, de jugabilidad y de mentalidad y eso hace que sea un poco más difícil adaptarse a los jugadores.
Volviendo a tu carrera, pero a la de jugador... ¿en qué momento de tu adolescencia dijiste, “esto es lo mío, jugar a la pelota”
Mirá, yo empecé a jugar de 9 casi a los 6 , 7 años. Yo ya veía que tenía condiciones en el barrio pero nunca había estado en un club, ni jugado ni nada. Como yo ya hacía diferencia, me venían a buscar de todos lados.
¿Y querías probarte en algún club?
Sí. A alguno fui, a otro no; en alguno quedé, en otros no. Era medio complicado porque en algunos me pagaban el viático pero me quedaba muy lejos o directamente no me gustaba el club. Todas esas das y vueltas sirvieron para que un día, hojeando el diario, me encontrara con un aviso de Vélez que buscaba jugadores categoría 71. Fui nomás, con el bolsito, solo pero con una confianza bárbara. Tuve la suerte de quedar, más tarde me ficharon y a partir de ahí hice una carrera meteórica porque a los 6 meses salté a primera y ya de ahí no bajé más; fue todo muy rápido. Supongo que era cuestión de darme una oportunidad...
Alguna anécdota o recuerdo, de jugador o técnico, la que prefieras...
Como técnico, el primer campeonato, que gané en Ecuador. La mayoría de esos jugadores están ahora jugando en primera. En ese partido, hubo un lío ahí porque se disputó al mediodía, momento en el que hacía 38º, 40º de calor y nuestros jugadores no estaban acostumbrados a eso y sin duda lo sintieron. El lío se armó porque me metí al campo de juego a los 20 del primer tiempo y a los 20 del segundo, para que mis jugadores tomen agua y se refresquen. Ellos tiraron la bronca, se metió gente a la cancha, me insultaron, me querían pegar y todo, pero bueno, yo estaba concentrado en lo mío, cuidando a mis jugadores para que nos les pase nada. Después de todo eso, salimos campeones...
Y como jugador, miles. Cosas inexplicables. El día del gol en la final del mundo fue algo soñado. Uno mira para arriba y se acuerda de todo lo que sufrió, los clubes que te echaron, las cosas que te hicieron vivir de una manera tan especial tu adolescencia y de las carencias que uno tenía en ese momento y que te marcaron a fuego tantas cosas.