En ocasión del 305° aniversario de Monte Castro salimos a entrevistar a vecinos que pudieran aportar datos curiosos, anécdotas o simplemente pantallazos de cómo era el barrio durante su juventud.
Carlos (79) nació y vivió toda su vida en Monte Castro. Fue dueño durante muchos años de una famosa zapatería en la avenida Lope de Vega y luego de una en Álvarez Jonte. Hoy en día el negocio de Jonte 4725 está en manos de su hija.
¿Cuánto cambió el barrio desde su juventud?
Cambió mucho, por supuesto. No sabría puntualizarte. Hay un banco importante, se habilitó una confitería nueva muy bonita, también hay otra confitería de familia en Jonte y Bermúdez…ahí antes había un boliche al que íbamos a jugar al billar en aquellos años. Hay una buena Asociación de Comerciantes en Monte Castro, que hace cosas y se moviliza.
¿Qué recuerdos tiene de los viejos locales del barrio?
De jóvenes íbamos al cine Febo, en Segurola y Jonte, que era muy popular como el cine Lope de Vega, que vino después. Después se inauguró la pizzería El Fortín, que sigue siendo muy importante. Yo ya trabajaba cuando vinieron El Fortín y el cine Lope de Vega, casi que nacieron juntos. También estaba la fábrica de heladeras Aparicio e hijos, que era de un padre y tres hermanos. Eran las primeras heladeras a hielo, después vinieron las eléctricas. Estamos hablando casi de la fundación de las heladeras.
¿Iban a bailar al club?
Bailábamos en el club de barrio, íbamos a All Boys. Venían las mejores orquestas de tango y de jazz: Troilo, D’arienzo, Pugliese, Calot, orquestas de categoría. Cuando no tenías edad para bailar te sentabas cerca del escenario a mirar como tocaban, en aquellos tiempos los que bailaban bien eran los muchachos de 25 años, los galanes. Nosotros éramos los pibes.
¿Cómo es la historia de su local?
Yo tenía un negocio en Lope de Vega que era un furor. A mí las cosas me iban bien, atendía bien, era muy respetuoso con la gente. En esos años Lope de Vega era una calle mucho más fuerte que Álvarez Jonte. 40 años después le compré a la partera del barrio el local de Jonte y Bermúdez, donde ahora hay un todo por dos pesos. Ese local me pertenece y es el único grande y distinto, de categoría. Tiene todo el frente de mármol. Tenía buena clientela. En esa época para comprar un par de zapatos Grimoldi o gualte tenias que ir a florida. Las importaciones y el “made in china” mataron al calzado, los productos de buena calidad dejaron de existir. Calzados Carlos era el negocio más importante.
Elena Harraca, recuerda cuando en su juventud iba al cine Febo de Jonte y Sanabria: "el cine se llenaba. Yo estaba en segundo grado, alrededor del año 1936, cuando empecé a ir con los chicos del barrio", cuenta. "En realidad todos considerábamos Floresta a Monte Castro. Podíamos ir gratis porque los repartidores de volantes pasaban por mi colegio -el Garibaldi, en Pedro Lozano y Mercedes- y le regalaban entradas a la portera, que me las daba para que llevara a su nieta Sarita. Yo tendría 8 o 9 años. En esa época eramos más centrados y teníamos otra responsabilidad. También iba con mis hermanas y dos amigos que eran hermanos, Pedrito y China".
"El cine tenía tres funciones," continúa, "matinee, tarde y noche. Nosotros íbamos al colegio a la mañana y a la tarde nos íbamos para el cine. Pasaban películas de dibujos animados, como antes no había televisión los teníamos que ir a ver al cine. A veces había día de damas: tres películas en continuado por 20 centavos. La matinee duraba hasta las 19 y la noche desde las 19.30 hasta casi la medianoche."
¿Se notan mucho las diferencias en la sociedad?
La sociedad cambió mucho, antes no había lo que hay ahora. Tu mamá te dejaba jugar en la vereda hasta las 9 de la noche y no pasaba nada, la puerta de calle quedaba abierta, el vecino pasaba y si sentía olor rico destapaba la olla y comía.
¿Cuáles fueron los cambios más grandes del barrio?
Jonte progresó ahora, antes era una calle apagada. Cuando yo era chica en Jonte no había nada, era una calle más. No había tanto comercio como ahora. La plaza de al lado de la cancha también es nueva, antes era un terreno baldío que utilizaba All Boys. En esa época la calle Mercedes estaba cerrada al tránsito y los colectivos tenían que dar la vuelta por Sanabria. En una época hubo un trolebús que hacía el recorrido que ahora hace la línea 114.
¿Qué queda de cuando usted era chica?
Casi nada. El club All Boys, que está hace muchísimos años. El barrio cambió mucho.