El arquitecto y escritor, Horacio Ludigliani, brindó una entrevista sobre su nuevo libro. “Leyendas de Ladrillos y Adoquines”, fue presentado en la Feria del Libro y declarado interés cultural.
-¿En el libro hay paralelismos entre los nuevos edificios y los históricos?
-Es un libro de arquitectura pero funciona muy bien como libro de historia. La arquitectura te cuenta lo que fue pasando en el mundo y detalla el contexto histórico de aquel momento. Cuando ves un edificio con una estructura francesa sabés que en esa época el mundo andaba bien, esto se da siempre cuando leés más allá de los adoquines y las edificaciones. Un caso icónico fue el edificio Safico, ubicado en Avenida Corrientes, que se hizo en tan solo 9 meses. Ejemplos como estos demuestran el avance tecnológico que habían generado las guerras mundiales.
-El formato en el que está realizado el libro es fuera de lo común ¿Por qué preferiste destacar las imágenes?
-Es un gusto visual. En lo personal, me encanta Buenos Aires y me encanta la arquitectura. Quería plasmar mi visión de lo que es la ciudad. Recuerdo la primera vez que fui al centro, fue mi primer viaje en el subte A, al salir levanté la mirada y estaba el Obelisco. Creo que desde aquel momento decidí ser arquitecto.
-¿Cómo fue la construcción de este libro junto a la periodista Mariela Blanco?
-Con Mariela habíamos hecho “La conexión aparente”, un libro sobre comunicación, porque en el 2005 estaba estudiando el tema de las redes sociales y sus aplicaciones.
Luego me quedó presente hacer un libro de arquitectura. No quería escribir una mera reseña de los edificios, sino que junto con la periodista contemos las historias detrás de cada ladrillo.
-¿Cuál es la historia que más te impresionó?
-Hay muchas, pero siempre me impresiono la del Palacio Barolo, ya que tiene una historia muy misteriosa.
Es un edificio masónico y hace referencia a la Divina Comedia de Dante Alighieri. Tiene tres cuerpos que serían la tierra, el cielo y el purgatorio. Se inició en 1919 y terminó en 1923, lo cual, para la época, era un gran avance ya que era un edificio importante.
-¿Cómo te sentiste al saber que tu libro iba a ser reconocido como interés cultural?
-Fue muy emocionante y alentador porque lo hicimos con cariño, no es algo que surgió para comercializar ni vender. Me surgió también porque uno tal vez conoce en persona los edificios más emblemáticos de otros países, pero quizá nunca vio el Teatro Colon ni sabe de su historia. Gracias al libro tambien pude acercarme más a la ciudad y a otros barrios de Buenos Aires.
-¿Te gustaría escribir sobre Monte Castro?
- Es algo que tengo pendiente, me crié en Monte Castro y amo al barrio. Tengo muchas anécdotas y datos de color, como el recuerdo de las calles de tierra y hasta lo que fue en mi niñez el “Devotazo”. Hay mucho para contar.
Además la escuela cuenta con talleres extraprogramáticos como por ejemplo, alcoholismo, maternidad responsable y cuentan con una asesora digital, Natalia Stur, que ayuda a utilizar las herramientas tecnológicas. Para el 9 de julio se realizará un programa de radio imitando la época antigua, agregándole elementos de la actualidad.
“Sentarme con los alumnos de la escuela nocturna me hace volver a la escancia de lo que soy, que es ser una maestra”, dijo emocionada Silvia, encargada del primer ciclo. También se siente incentivada por los propios estudiantes que se interesan por aprender todos los días.
La directora anima a que las personas de diferentes edades den el paso para acercarse a la escuela y cumplir aquellas metas que no pudieron realizar cuando fueron chicos. Las maestras ejercen su profesión, conviviendo con distintos alumnos que enriquecen las aulas.